viernes, 18 de septiembre de 2015

NUEVO PROTOCOLO DE NEAE

    
Vamos a destacar algunos cambios interesantes que implica dicho documento, aunque recomendamos su lectura por parte de todos los profesionales de la Educación, ya que implica de manera activa a todo el profesorado en la detección, identificación y organización de la respuesta educativa.
Por ejemplo, el protocolo incluye indicadores de indicios de NEAE con vistas a una posterior  derivación para la realización de una evaluación psicopedagógica. Dicho procedimiento requiere de los siguientes pasos:

1. Reunión del equipo docente y de un miembro del equipo de orientación (EO) o departamento de orientación(DO) del centro para valorar los indicios de NEAE, las medidas previas y las nuevas estrategias a adoptar. Se establecerá un cronograma  con indicadores y criterios de seguimiento, plazos y fechas de reuniones.

2. Reunión con la familia para informarles de las decisiones y acuerdos adoptados.

3. Si durante un período no inferior a tres meses (salvo excepciones graves) las medidas no han resultado suficientes se realizará la solicitud de evaluación psicopedagógica, se reunirá el equipo docente con al menos un miembro del EO/DO, incluyendo en la solicitud las medidas educativas previamente adoptadas y los motivos por los que no han dado resultado.
4. La solicitud se entregará a la jefatura de estudios, quien conjuntamente con el orientador u orientadora , aplicarán los siguientes criterios de priorización:
- Naturaleza y gravedad de las necesidades .
- Nivel educativo (segundo ciclo de infantil y 1º/2º de primaria y 1º/2º de ESO).
- Existencia de valoraciones previas tanto educativas como de otras Administraciones.
- Criterios establecidos por el EO/DO y aprobados por el ETCP que no contravengan el protocolo.

5. Ante solicitudes de servicios o entidades externas, las personas responsables de la realización de dicha evaluación la considerarán si ya existiesen indicios de NEAE en el contexto escolar o si, a juicio del equipo docente, se considera procedente.
6. Una vez aplicados los criterios de priorización el orientador/a realizará un análisis de las intervenciones realizadas hasta el momento, así como de las circunstancias que han motivado dicha solicitud:
- En caso que no se han llevado a cabo de forma correcta y completa el procedimiento a seguir tras la detección de indicios de NEAE, lo pondrá en conocimiento de la jefatura de estudios para que se tomen las medidas oportunas.
- Podrá concluir que el alumno/a no precisa la realización de evaluación psicopedagógica; elaborando un informe con las actuaciones realizadas que justifiquen la decisión, así como una propuesta de las medidas generales de atención a la diversidad. Se le entregará al tutor/a para que coordine dichas medidas con el equipo docente e informe a la familia de la decisión. El informe y la valoración de la eficacia de las medidas quedarán reflejadas en el informe de final de curso, ciclo y/o etapa.
- Si concluye que el alumno/a presenta indicios de NEAE, requerirá evaluación psicopedagógica, siguiendo el procedimiento del protocolo. En este sentido, el tutor/a  convocará una entrevista con la familia y les informará de la necesidad de su realización, firmando la correspondiente autorización.


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En cuanto a la atención educativa, como podemos ver en el siguiente esquema se divide en ordinaria y diferente a la ordinaria. Estas últimas, se dirigen a los ACNEAE e implican una serie de medidas y recursos específicos.

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Algunas de dichas medidas aparecen mejor desarrollados en el siguiente esquema. Hablamos así de adaptaciones de acceso (AAC), adaptaciones curriculares no significativas (ACNS), adaptaciones curriculares significativas (ACS), programas específicos (PE), adaptaciones curriculares individualizadas (ACI) y adaptaciones curriculares para el alumnado con altas capacidades intelectuales (ACAI):
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Por otro lado, las Instrucciones recogen la modificación del Anexo I de la Circular de 10 de septiembre de 2012 sobre el censo de NEAE de "Séneca". Destaca, en cumplimiento de lo establecido por la LOMCE,  la inclusión de la categoría dificultades del aprendizaje derivadas de trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad. Se establece la posibilidad de considerarlo de dos formas:
- Alumnado con NEAE asociadas a dificultades de aprendizaje, si precisa medidas específicas que no implique recursos específicos para su desarrollo (por ejemplo una adaptación curricular no significativa).
- Alumnado con NEE, si precisa atención específica, es decir medidas específicas que impliquen recursos específicos (por ejemplo adaptación curricular significativa y/o programas específicos).
En lo que respecta al alumnado que requiere acciones de carácter compensatorio, se incluirá en el censo aquel que presenta un desfase en el ritmo de aprendizaje y desarrollo que implique una atención más personalizada, en el 2º ciclo de educación infantil; un desfase curricular de al menos un curso en la etapa de educación primaria y dos cursos en secundaria.

Lógicamente, 161 páginas de instrucciones dan para mucho (aspectos metodológicos, organizativos, indicadores, etc.), así que nos reiteramos en la necesidad de leerlas, ya que van a ser parte fundamental del trabajo en los centros el presente curso.

miércoles, 6 de mayo de 2015

martes, 14 de abril de 2015

TDAH: RESPUESTA EDUCATIVA

A continuación tenéis la presentación que he preparado para la mesa redonda sobre TDAH dirigida a familias celebrada el 14/04/2015 en Venta de los Santos (Jaén).


jueves, 12 de febrero de 2015

¡¡¡PÓRTATE BIEN!!!

Cada día nos encontramos con problemas de comportamiento que influyen de manera notable en el rendimiento de nuestro alumnado. En este sentido, circunstancias como el aparente sobrediagnóstico del TDAH podrían deberse a pautas deficientes de crianza en casa o malas prácticas en el aula.

A continuación, tenéis un resumen de orientaciones generales recopiladas de expertos como Proyecto Ambezar, Jesús Jarque, el EOEE de Almería o el EOE de Cazorla. Mi principal recomendación es ser pacientes y sistemáticos en su aplicación, formando equipo entre familia y centro para trabajar todos a una.


DANDO INSTRUCCIONES
  • Habitúe al/la niño/a a que obedezca a cosas muy fáciles o sencillas (a las que vea predisposición), REFUERCELO/A  por ello y que obtenga CONSECUENCIAS agradables (ej: ¡pásame la revista, por favor!). La exigencia a obedecer debe ser gradual, comenzando por mandatos o situaciones fáciles o asequibles aumentando paulatinamente la complejidad de la conducta a obedecer.
  • No le proporcione excesivas órdenes al mismo tiempo, ni en voz muy alta o de una a otra dependencia de la casa. Las instrucciones para que el/la niño/a realice determinada cosa deben ser claras, concisas y objetivas y nunca ambiguas, extensas e inconsistentes.
  • Los padres deben evitar dar instrucciones a sus hijos/as si no están preparados a hacerlas cumplir. Si los padres no hacen cumplir sus instrucciones, los/as niños/as aprenden que los padres no hacen que se cumplan sus órdenes. 
  • No haga preguntas. Los padres deben evitar parafrasear las instrucciones como preguntas (por ejemplo, no diga "Joaquín, ¿te parece bien recoger los juguetes ahora?”).
  • No sea impreciso. Los padres deben evitar dar instrucciones imprecisas como "Pórtate bien," o "Ten cuidado". Puede haber una gran diferencia entre la manera en que el padre o la madre y el/la niño/a interpretan una dirección imprecisa como "portarse bien." Los padres deben asegurarse que sus órdenes sean claras y específicas. 
  • Dígales lo que tienen que hacer. Los padres deben tratar de dar instrucciones que hagan saber a los/as niños/as lo que tienen que hacer en lugar de lo que no tengan que hacer. Por ejemplo, es mejor decir "Permanece a mi lado," que "No te alejes de mí."
  • Ponga un límite de tiempo y no repita las advertencias. Si los/as niños/as no empiezan a cumplir una instrucción en diez segundos, los padres deben darles un “tiempo fuera” inmediatamente. 
  • Repita la orden. Una vez que se ha cumplido con el tiempo fuera, los padres deben repetir la orden a sus hijos/as. Si no empiezan a cumplir con lo que se les dice, tiene que usarse el “tiempo fuera” de nuevo. Este proceso debe repetirse hasta que los/as niños/as aprendan a cumplir con la orden. 
  • No ceder nunca a los caprichos del/la niño/a. Ser sistemáticos/as.


ALABANZAS Y REFUERZOS
  • Informe al/la niño/a de los progresos que va realizando en su obediencia (ej: como has obedecido 20 veces, esta semana podrás....). Asocie los reforzadores de actividad o situación con los sociales (sonrisa, elogio, comentarios positivos, etc) cuando el/la niño/a obedezca.
  • Usar el ordenador, ir de excursión, etc; podrían ser consecuencias derivadas de AUMENTAR SU CONDUCTA OBEDIENTE. Una vez establecidas las recompensas que va a recibir conviene no variarlas en función del estado emocional o de cualquier otra cosa.
  • Deben alabarse comportamientos positivos aunque sean poco importantes o sean “lo que debe hacer”. El tono de voz ha de ser agradable y debe evitarse cualquier reticencia o sarcasmo. No emplear frases tipo: “Manuel Ángel, al fin ha terminado la tarea, no me lo puedo creer”. Tampoco hacer referencia a una mala conducta pasada del/la niño/a, como “buen trabajo, no sé por qué no lo has hecho así antes”.
  • Incluir comentarios positivos y motivadores sobre la conducta. Por ejemplo: “Manuel, has hecho bien en recoger tus cosas después de hacer la tarea y meterlas en la mochila”. La alabanza solo ha de administrarse durante o inmediatamente después de la emisión de la respuesta que se desea incrementar.
  • No utilizar la frase “bien... pero”, pues en este caso el/la niño/a prestará más atención a la crítica que a la alabanza.  Es conveniente cambiar las alabanzas para evitar la monotonía.
  • Inicialmente las alabanzas pueden combinarse con el uso de recompensas, pero una vez que se establezca la conducta deseada se van retirando gradualmente las recompensas y dejar la conducta bajo el control de las alabanzas únicamente.

SITUACIÓN DE DESAFÍO
  • Ofrecerle tiempo para que pueda reflexionar; dice todo lo que piensa pero no piensa todo lo que dice
  • Ignorar las respuestas verbales de desafío o amenaza. Lo importante no es lo que dice el niño o adolescente, sino si obedece o no. Por tanto, elogiar si obedece, aunque sea con quejas o enfrentamiento. 
  • No plantear el episodio como una batalla donde gana el niño o el educador. Fortalecer la buena relación con el chico al margen de los episodios de desafío. 
  • Aplicar tiempo-fuera si insulta o la agresividad incrementa. 
  • Ofrecer oportunidades de éxito al niño/a. y reforzar la conducta inversa incompatible a la agresiva. 
  • Establecer un sistema de economía de fichas, reforzadores que provienen del grupo como aplausos al final de la jornada.
  • Incrementar la supervisión, situándolo en el aula cercano al maestro y en casa supervisando con proximidad física. Establecer señales externas. Apoyar a menudo nuestra mano sobre su espalda o guiñarle el ojo señales lo suficientemente poderosas como para incrementar la autoconciencia de “situación riesgo” y fomentar el autocontrol en el niño/chico
  • Tratarlo con mucho respeto aunque él o ella no nos respete. Es importante como educador continuar ofreciendo un modelo adecuado con el fin de trasmitir y enseñar el valor del respeto.


ESTABLECER UN SISTEMA DE PUNTOS

  • Sirve para reforzar lo que los/as niños/as hacen bien y también disminuir la mala conducta; además de dar estructura a las rutinas diarias.
  • Indicar las conductas aceptables e inaceptables y los privilegios en un registro semanal, para tomar decisiones sobre los puntos otorgados por el buen comportamiento. El valor más alto debe darse a la conducta que consideramos más importantes y que ocurren menos. Es buena idea designar valores altos a conductas apropiadas para poner las cosas a favor del/la niño/a.
  • Asignar valores a la conducta inaceptable. Estos puntos se pueden substraer cada vez que los/as niños/as se portan mal. El valor quitado por mala conducta debe ser menor que el valor agregado por buena conducta. Los valores bajos deben asignarse a la mala conducta, asignando valores más altos a cosas que puedan hacer más daño (Ej: agresiones); y más bajos a comportamientos negativos que no tiene mayores consecuencias (palabrotas, interrupciones...). Siempre asignar valores bajos a conductas que ocurren con frecuencia para disminuir la posibilidad de que el/la niño/a no pierda más puntos de los que gana cada día. 
  • Asignar puntos a las actividades favoritas de los/as niños/as, para que de esa forma ellos puedan diario intercambiar puntos por uno o más privilegios. Por ejemplo, un privilegio no debería costar siete puntos cuando se ganan puntos de cinco en cinco por buena conducta. Si tenemos dudas, deberían asignar puntos más bajos por los privilegios.
  • Durante el recuento, los cuales deberían planearse por adelantado, los padres deberían describir el comportamiento del/la niño/a, entregar las recompensas y determinar la hora para los intercambios. Los padres no deben discutir estos temas a cualquier otra hora. Esto disminuirá la posibilidad de que los/as niños/as ganen puntos manipulando las cosas.
  • Planear oportunidades para que los/as niños/as ganen premios si el número de puntos ganados indica que se han estado comportando mejor de lo que se esperaba. Después, cuando los/as niños/as se portan consistentemente mejor de lo esperado, podemos aumentar la frecuencia necesaria para el buen comportamiento para que los/as niños/as puedan ganar puntos (o disminuir la frecuencia de la conducta negativa necesaria para ganar puntos), o espaciar las oportunidades para ganar premios (ej: semanal o mensualmente).
  • Revisar con frecuencia el comportamiento de los/as niños/as. Cuando el nivel del buen comportamiento es más alto de lo que se esperaba, disminuir gradualmente el valor de tal comportamiento y/o empezar a felicitar al/la niño/a un poco menos, por ejemplo, cada dos que se porta bien. Poco a poco, sustituir una conducta nueva por una que ocurre frecuentemente. Cuando los/as niños/as se portan mal con más frecuencia de la que se esperaba, mantener las mismas condiciones para esa conducta y establecer condiciones para otra conducta inaceptable.
  • Revisar a menudo la frecuencia con la que los/as niños/as intercambian puntos ganados por ciertos privilegios. Si los/as niños/as rara vez escogen cierto privilegio, hablar con ellos al respecto y reemplazarlo con otro privilegio.